El regiopolitismo de la RAP.


Por lo general los gobernantes basan sus decisiones políticas en la anticipación de hechos previsibles o en la respuesta a demandas de la sociedad. En el caso de la creación de la RAP del Eje Cafetero infiero que ésta obedeció más a la primera consideración que a la segunda, sin desconocer que hubo posiciones a favor y en contra en algunos círculos académicos e institucionales, observando que en Caldas y Risaralda hubo mayor discusión sobre sus conveniencias que en Quindío. De ser así, todo indica que estamos ante una región donde la población reconoce como propio su entorno departamental sin que haya digerido lo que significa pertenecer a una región administrativa y de planificación que, por definición, es supradepartamental. Y lo que es más relevante aún, para qué les sirve esta nueva realidad como instrumento de progreso colectivo.

Pero como al hablar de progreso no podemos caer en el error de explicarlo todo, me voy a concentrar en la identidad como medio de formar sentido de pertenencia.  En el ámbito global se habla del cosmopolitismo (cosmopolita es ciudadano del mundo, palabra compuesta por kósmos que significa mundo, universo, orden; y por polites que es ciudadano ) en referencia a que todos los seres humanos, con independencia de raza, sexo, religión, capacidades, posesiones y nacionalidad hacemos parte de una misma comunidad y por tanto compartimos valores y responsabilidades universales como ciudadanos del mundo, aceptando que se requiere del concurso de instituciones multilaterales que garanticen el derecho de todos los hombres por encima de sus nacionalidades, pero que también potencien las oportunidades de progreso global.

En consecuencia, como la RAP nació de una decisión política y no de una demanda de la sociedad regional, nos corresponde estimular la formación de un pensamiento ciudadano de región que en la praxis dé sentido al hecho de pertenecer a una misma comunidad que comparte territorio, cultura, valores y desafíos del desarrollo. Una comunidad a la que osaría llamar regiopolitismo, palabra que formé del latín regio que significa línea, dirección, región y circunscripción, y polites que se refiere a ciudadano, algo así como ciudadano de la región, si es que los etimologistas no me condenan por semejante atrevimiento. 

De ahí que me arriesgue a plantear para la RAP del Eje Cafetero la promoción de un regiópolitismo que nos permita construir una ciudadanía que, conservando su identidad local y sentido de pertenencia, asuma una identidad regional dejando de lado los sentimientos chovinistas ligados a concepciones tribales. Precisamos entonces de una nueva sociedad de mirada amplia, conformada por ciudadanos que, siendo conscientes de su patria chica, actúen desde una perspectiva regional con pensamiento global. Para ello debemos contar con sujetos cuya concepción de entorno (regiópolitismo) y noción del mundo (cosmopolitismo) les permitan ser ciudadano de la región y del mundo sin prescindir de sus orígenes y su pertenencia grupal. En síntesis, necesitamos de una nueva generación que no se encierre en su propia burbuja municipal y departamental para observar lo que pasa a su alrededor sin dejar que los vecinos miren lo que sucede en su interior, pues el mundo del siglo XXI no permite hacerlo de esta manera.

Sin duda hay que hacer un gran esfuerzo para transformarnos en ciudadanos del Eje Cafetero sin celos, sin egos, sin intereses mezquinos, pues en la región no existen centralidades ni tampoco hay nada exclusivamente meritorio en nosotros mismos ni en el grupo al que pertenecemos.

Armando Rodríguez Jaramillo
@arj_opina

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