Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío) En realidad no me gusta ver cómo los centros comerciales se fueron adueñando de nuestras ciudades desde que Unicentro llegó a Bogotá en 1976. Sus habitantes, y todo aquel que viajara a la capital, iban en romería al centro de marras que ofrecía variadas novedades, además de cierta sensación de seguridad en su interior. Pronto vino una verdadera eclosión de estos establecimientos en la capital del país, luego, en Cali y Medellín, después, en todas las ciudades intermedias, lo que transformó…
Porción de territorio involucrada en el dudoso deslinde entre Quindio y Risaralda en 1979 Armando Rodriguez Jaramillo - Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindio. Limites pendiente: Dudoso deslinde entre Quindío y Risaralda. Biblioteca de autores quindianos. Ensayos de historia Quindiana (Vol 3). Academia de Historia del Quindío. Gobernación del Quindío y Universidad del Quindio. ISBN 978-958-8593-48-7. Armenia, noviembre de 2014.117 - 241 p. En la investigación “Limites pendientes: Dudoso deslinde entre Quindío y Ri…
Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío) Esta semana se habló de la culminación de varias obras de infraestructura que cambiarán la geografía económica del Quindío , tal como sucedió cuando el tren llegó a Armenia en 1928 para convertir a la ciudad de entonces, entre los años treinta y sesenta, en el principal centro de acopio y trilla de café, y en importante terminal ferroviaria de embarque del grano hacia Buenaventura y de recibo de carga con destino a Bogotá.
Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío) Como es usual el último día de cada mes, el pasado 30 de abril el DANE publicó el boletín sobre indicadores del mercado laboral para las 23 principales ciudades colombianas, en el que Armenia aparece con una tasa de desempleo de 16,9% detrás de Cúcuta, ciudad que tuvo el primer lugar (18,1%), pero muy lejos de Montería, que presentó el menor registro (7,2%)
Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío) Una calurosa tarde, un niño como de doce años, llegó corriendo a su casa. Su respiración era jadeante y el sudor mojaba copiosamente su raída camisa, recordatorio de las penurias de su hogar. −Mamaaa, ¿dónde estás? –gritó Sebastián. −No grites que no soy sorda –dijo su madre sofocada–. Qué te pasa mocoso de los infiernos, ¡qué bicho te pico! −¡Mamita, mamita!, llegó el circo. ¡Yo lo vi!, está en el parque.
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