El modelo se agotó y la capacidad de reacción también

Por: Armando Rodríguez Jaramillo ((Armenia - Quindío - Colombia) - 05 de noviembre de 2014.


Los quindianos nos enfrentamos a dos hechos contrastantes: uno es que trascurridos tres de los cuatro años de los actuales gobiernos los balances de los planes de desarrollo “Armenia, un paraíso para invertir, vivir y disfrutar” y “Gobierno firme por un Quindío más humano” muestran que vamos bien, el otro es que las estadísticas del gobierno nacional sobre el Quindío revelan una situación diametralmente opuesta.

Esta contradicción debe llamarnos a la reflexión, pues todo indica que nuestros gobernantes están viendo una realidad que la comunidad no percibe, mientras que en Armenia y el Quindío se evidencia un dramático deterioro social y económico del que ellos no se enteran. Entonces: ¿dónde está la desconexión?

Es indiscutible que algo está fallando y que el sol no se puede tapar con las manos, veamos por qué: en 2013 el Quindío ocupó el primer puesto en desempleo con una tasa de 15,8% (Risaralda 12,8% y Caldas 9,2%); según el DANE Armenia fue la primera ciudad en desempleo en septiembre pasado con una tasa de 14,9% (Pereira 12,4% y Manizales 10,3%); el crecimiento de la economía descendió de 7,9% en 2012 a 1,4% en 2013 (Risaralda 7,7% y Caldas 5,8%); en exportaciones diferentes al café pasamos de $35.559.000 millones de dólares en 2009 a $4.438.000 en 2013 (Caldas exportó 378 millones de dólares y Risaralda 182 millones en 2013); en el Índice Departamental de Competitividad perdimos tres puestos con respecto al año anterior ubicándonos en 2014 en el puesto 13 (Caldas ocupó el puesto 3 y Risaralda el 5) con un retroceso dramático en la calidad de nuestras instituciones públicas, infraestructura, educación básica y media, educación superior, salud, sofisticación en la producción, dinámica empresarial  e innovación.

Pero como las cifras matan las emociones, entre más pronto aceptemos que nos equivocamos y que nuestros planes de desarrollo no nos conducen hacia un estado de bienestar y progreso, más rápido empezaremos a transitar por la senda de la rectificación para la recuperación. Hay que hacer un alto, hay que cambiar lo que no sirve y adoptar una verdadera política de desarrollo productivo, no hay tiempo para seguir distraídos en debates políticos insulsos que no ponen en el centro de la discusión los problemas reales de esta sociedad como son infraestructura, medio ambiente, salud, educación, ciencia y tecnología, innovación, sofisticación de la producción y eficiencia y eficacia de la institucionalidad pública.

El economista Joseph Schumpeter popularizó el concepto de destrucción creativa señalando que es un proceso de innovación que tiene lugar en una economía de mercado en el que los nuevos productos destruyen viejas empresas y modelos de negocio, de igual forma estamos ante el desafío de dejar a un lado paradigmas de desarrollo equivocados por una novísima estrategia de desarrollo productivo y cambio estructural, pero esto requiere de valor política para reconocer los errores y una gran dosis de innovación social para reorientar el rumbo.