La del domingo será una victoria pírrica

Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío - Colombia) - 12 de junio de 2014


La historia da cuenta que Pirro, rey de Epiro, región griega a orillas del Jónico, enfrentó a los romanos en Tarento, Italia, con las batallas de Heraclea (280 a.C.) y Asculum (279 a.C.) con el fin de controlar la expansión de la naciente República de Roma en lo que se conoce como las Guerras Pírricas, combates en los que Pirro salió vencedor pero con graves pérdidas representadas en la muerte de miles de soldados y de sus mejores generales. Por estos resultados catastróficos a pesar de haber vencido, es que se le atribuyen a Pirro las frases: “otra victoria como esta y estaré vencido” y “otra victoria como ésta, y tendré que regresar a Epiro sólo.

Estos hechos dieron lugar a la expresión “victoria pírrica” para hacer referencia a un triunfo que se consigue con tal costo que incapacita al vencedor para nuevas contiendas.

Traigo a colación estos apartes de la historia por el enfrentamiento que se vive en la campaña política por la presidencia para el periodo 2014 – 2018, pues a pesar de que los dos candidatos en contienda fueron harina del mismo costal, aplica el antiguo refrán que dice “algo va de Pedro a Pedro”, que significa que existen diferencias incluso entre los que parecen iguales.

Mientras intentamos por enésima vez llevar a buen puerto un acuerdo de paz con la guerrilla, los que aspiran a sentarse en el solio de Bolívar no escatiman esfuerzos por reencauchar sectarismos y desempolvar perversidades de otras épocas como instrumentos electorales en un claro retroceso de las costumbres políticas, como si la historia no fuera para aprender de ella.

En esta campaña los dos en competencia se enfrentan violentamente para ver quién gana el derecho de hacer una paz a su manera con el afán de pasar a la historia como el pacificador de Colombia, al punto que mientras pregonan mil cosas sobre los diálogos para alcanzar el entendimiento con los alzados en armas, se muestran incapaces de sostener un debate civilizado con ideas y propuestas, sin agravios e insultos, en el que al menos se respete el uso de la palabra. Me pregunto qué dirían Mahatma Gandhi o Martin Luther King, portavoces de la no violencia, si vieran la forma de hacer política en Colombia luego de 60 años de guerra fratricida. Definitivamente no aprendimos la lección.

No sé quién de los dos se impondrá como el más pacifista en estas elecciones, pero de una cosa si estoy seguro, que el ganador del domingo 15 de junio lo logrará habiendo causado un daño tal a su rival que le resultará difícil gobernar en el país polarizado y dividido que encontrará a partir del 7 de agosto.

Han sido tantas las agresividades y acusaciones que el triunfo del que sea puede terminar siendo desfavorable, lo que podría llevar a una victoria pírrica en la que todos perdamos.