Miopía y estrabismo colectivos

Armando Rodríguez Jaramillo
Armenia (Quindío - Colombia), 23 de octubre de 2013

En el Quindío padecemos de una curiosa miopía colectiva que con el paso del tiempo se está tornando crónica. Tenemos la capacidad de observar con gran detalle y precisión todo lo que está cerca, pero no vemos, o no queremos ver, lo que hay más allá de La Línea, del río Barbas o del Alambrado. Esta dificultad para enfocar las cosas que pasan por fuera de las  fronteras refleja un déficit de agudeza visual que se combina con un estrabismo que afecta sensiblemente la visión de profundidad de esta sociedad.

Es posible que la vida entre montañas nos haya producido cierta sensación de protección, impidiendo que viéramos las oportunidades existentes por fuera del departamento. Y para muestra un botón, en el vecindario: con Caldas y Risaralda nos han pesado más las desconfianzas que la capacidad de integración, con el Valle hemos sido indiferentes y el Tolima es un territorio extraño por fuera de nuestro radar.

Por añorar un modelo de caficultura protegido por un pacto de cuotas en el que no había necesidad de competir,  no nos percatamos que el mundo cambió y que Colombia abrió sus relaciones comerciales internacionales firmando tratados de comercio con países como Estados Unidos, Canadá y los de la Unión Europea, sin olvidar la reciente Alianza Pacífico con Chile, Perú y  México, bloque que se perfila como el más importante de Latinoamérica para su integración a las economías asiáticas de la llamada cuenca del Pacífico por donde circula la buena parte del comercio mundial. Por algo España, Panamá y Costa Rica quieren hacer parte de esta Alianza.

Y mientras los acuerdos comerciales avanzan, nosotros estamos embelesados mirándonos el ombligo en medio de disputas políticas parroquiales de poca monta dejando de lado los temas fundamentales.  Nuestra miopía y estrabismo no nos permite ver para qué nos sirve que el corredor Bogotá – Buenaventura pase por el Quindío, que el aeropuerto El Edén no tiene dolientes, que requerimos un mayor suministro de energía para el desarrollo empresarial, que debemos presionar para recuperar el sistema ferroviario, que necesitamos una política de apoyo a los empresarios y sus exportaciones, que es esencial apropiarnos de la ciencia y la tecnología, y que tenemos que atraer inversión nacional y extranjera.

Y como el mundo no se detendrá a esperarnos, en nosotros está si continuamos mirando hacia adentro o adoptamos estrategias para integrarnos con los vecinos y con el mundo en general, aprovechando las oportunidades existentes para avanzar hacia un desarrollo empresarial regional que nos transforme en una región competitiva con altos estándares de vida, salarios, empleo y prosperidad.